Érase una vez un mundo en el que destacaban 4 cubos grises colocados uno en cada punto cardinal, Norte sur este y oeste y en el que habitaban 2 razas. Los hombres escoba y los hombres cable.
Los hombres escoba acostumbraban a no relacionarse con los hombres cable salvo lo estrictamente necesario ya que estos pensaban que de ellos dependía el devenir del mundo de los 4 cubos grises y que los hombres cable eran unos locos inadaptados debido a la reacción del magnetismo del cable sobre sus cerebros.
Los hombres cable normalmente eran los que en casos de apuros salían al rescate de los hombres escoba cuando estos se encontraban en apuros, el resto del tiempo tampoco sentían la curiosidad de relacionarse con los escoba. Según ellos los escoba eran demasiado prepotentes y tenian una escoba metida por el culo y esa es la razón por la que nunca podían mirar mas abajo de su hombro.
Un día un hombre cable volvía de sacarle del apuro a un hombre escoba cuando en el camino vio algo extraño moverse de entre una piedra gris. Se acercó y cual fue su sorpresa cuando descubrió algo diferente a lo que había visto siempre. No llevaba ni escoba ni cable ni nada característico. Era totalmente distinto al resto. Era una bella y pequeña mujer azul. El hombre cable en su afán por sacar del apuro a la gente aunque la gente no tenga apuros se ofreció a echarle un cable con cualquier cosa que le pudiese pasar y esta aceptó de buen grado y a raiz de ahí surgió una peculiar amistad.
Durante mucho tiempo el cable y la azul nunca perdieron el contacto pese a la distancia. El cable en este tiempo se fue a conocer otros mundos. Pasó varios meses en la tierra de los molestaydisculpa y vio que eran unos tarados que sólo se dedicaban a molestar a los demás y luego pedían disculpas. El hombre cable pensó que ellos sí que estaban locos, que lo más fácil sería no molestar y así no hay que disculpar. Pero en ese momento alguien le pagó un tirón del cable de tal forma que durante varios meses se le puso la cabeza tan azul como la que se encontró debajo de la piedra gris y a raiz de esto se volvió a donde estaba previamente. Eso sí, el que le dio el tirón luego se disculpó y siguió su molesto camino...
Mientras tanto la bella y pequeña mujer azul visitó el país de los remeros-madrugadores. En las tierras cortocircuitadas donde había que tener cuidado no vaya a ser que te diese un chispazo. Y en un sitio donde hay una rana escondida en una calavera del cual contó que no sabe na de na.
Después de ese tiempo y tantas visitas a lugares tan dispares el hombre cable y la bella y pequeña mujer azul se volvieron a encontrar y parece que no son tan distintos pese al tiempo, los colores y el cableado...
Cuadro de Matisse "Mujer Azul" http://proton.ucting.udg.mx
1 comentario:
ella se lo pierde.
más chutes nooo, mi cuchara está impregnada deeeeeeheroína...
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